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¿A quién le gusta dejarse matar?

En todo el globo, ese pequeñito azul con verde y café y bolsas negras de basura, hoy día se está maquinando una guerra hacia múltiples pueblos, con una tendencia evidentemente marcada para aquel que investiga un poco.

Sobreviviendo a la Historia, Palabra Volante
Sobreviviendo a la Historia. Katrin Rayarram

Resulta doloroso saber que te odian tanto en este mundo, que tus hermanos te detestan y te ven como cucaracha a la cuál exterminar. Ni siquiera deberíamos ser así con las cucarachas, también quien investiga un poco se da cuenta del origen del mal, aunque cueste demasiado teorizar algo de ello. Sin embargo, deseamos reescribirlo de otra forma, al menos yo y un puñado de gente loca. Atención acá con esa palabra "locura".


Luego están, por otro lado, algunos jugueteando a la ignorancia y a la satisfacción modulada. He tenido odio hacia esas personas que dicen: ¡sólo quiero ser feliz! Déjenme en paz. Como si no les compeliera este mundo, como si no pertenecieran a él, si bien se nutren de él.

Y al final, en los bordes de lo oscuro, se encuentra otra persona, la de la risa, el loco voraz. Le tuve mucho miedo a él pero descubrí que no estaba solo en su constitución. Descubrí, incluso, en qué me parezco a él. Me costó mucho encontrar la diferencia, porque hay cierta visibilidad para ambos, pero a él se le agota la suya por seguir redundando en los mismos aspectos de la existencia, siempre metido en su cuerpo. Yo pude ir más allá de sus perversiones. Pero en esa oscuridad me mostró lo que los demás gozaban ignorar. Lo que él sabía a ciencia cierta, y muy equivocada, por cierto, porque no era tan brillante para ello. Pero sí sabía de lo que hablaba, mejor dicho, sí sabía lo que actuaba.


Y en el mundo hay equitativos tipos de persona, sin embargo, aquellos que gozan ignorar, prefieren que los cuide el perverso, el rey sangriento. "Al fin y al cabo me cuida", dicen... Pero no, no te cuida, eres su carne de cañón. Es lo que no termina de entender esta gente. Estando frente a aquel que goza matar, violar, devorar; ir siempre atravesando cuerpos ajenos con su lógica, cosificando a los demás... Para aquel que goza así, tú no implicas más que condiciones: cuándo sí y cuándo no... "¿Cuándo te voy a transgredir?" La locura responde descolocándose de cualquier discurso posible y escribiendo uno propio, y he encontrado en la bibliografía que muchas personas que viven con o son víctimas de alguien así, escogen (desde la inconsciencia intuitiva, obvio) esta estructura psíquica, esta forma de hacer: no inscribir ley alguna. Lo cual puede ser muy desestabilizante, no es ninguna broma que tantos terminemos sin hogar, encerrados o muertos prematuramente. Sin embargo, mucha bandita hoy decide adherirse a un discurso común, aunque tengamos nuestras diferencias locas. He encontrado en artistas y revolucionarios ideas brillantes y actitudes pacíficas mezcladas con una cierta tendencia a la guerra defensiva. Hav mucho qué trabajar en términos de reconocer al loco voraz como el humano que es, como el monstruo que puede ser. Asumir que en el fondo sólo es otra especie de humano aquel que decide sanguinaria o fríamente hacer daño, aceptar que, bajo condiciones de una fuerza que empuje al humano a su supervivencia, todos somos capaces de matar.

Eso es lo que me enseña la lógica con la que se recluta (tanto por parte del Estado como del crimen organizado) a los niños y jóvenes de los pueblos donde no hay oportunidades de crecer fuera del ámbito de la violencia.

Lo que llevo diciendo hace tanto tiempo: la mancha violenta nos alcanza, mucho más grave y desprevenidamente mientras más omitimos el análisis de quienes somos en torno a ella. Porque el hecho de que ignoremos una cuestión no implica que su esencia deje de operar en este mundo. Ahora estamos en una actualización de los tiempos donde muchos se preocupan por el amor y la libertad, por el cuidado del planeta y de nosotros mismos, de nuestros hermanos animales. Todo esto en contraposición con las políticas de muerte que vivimos actualmente, siendo cómplices incautos así como víctimas de su fuerza destructora.


Sin embargo, irónicamente, a pesar de que somos gobernados, nosotros sostenemos ese gobierno. Y es difícil el sólo pensar en descolocarse de la base piramidal, porque si todo cae, ¿qué comeré mañana? O quizá existan otras preguntas un poco más ingenuas... A nadie se le acusa por sus sueños pero en esta lógica hay que entender lo imposible, lo probable y lo definitivo. Hay que tomar posición al respecto para saber qué hacer cuando la mancha nos alcance.


Pues, ¿a quién le gusta dejarse matar?


Katrin Rayarram




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